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jueves, 12 de agosto de 2010
lunes, 9 de agosto de 2010
Origen: Jugando a Lego con los sueños ¿o con la realidad?

En realidad la complejidad de Origen no nace de una estructura laberíntica. Al contrario de lo que pueda parecer, la idea base es bien sencilla: el asalto al banco de toda la vida. Como en Ocean's Eleven, un ladrón reputadísimo recibe un complicado encargo, este recluta a un equipo, planea el golpe y lo ejecuta saltando los diferentes obstáculos que se les presentan. La genialidad de Nolan es la manera en la que retuerce, engorda y, hasta cierto punto, pervierte esta premisa. Dominic Cobb - Un Leonardo DiCaprio que crece a cada película que hace y que se confirma como uno de los mejores actores del momento a pesar de todos los prejuicios que tenía en su contra tras Titanic- y su equipo no tienen que robar nada, sino que su misión es introducir algo. Y no es un banco, ni un casino, ni el tren del dinero, sino la mente de una persona: Se tienen que introducir en el sueño de Robert Fischer para implantarle la idea de que disuelva el imperio empresarial de su moribundo padre de manera que crea que es algo que se le ha ocurrido a él. Para ello se crea una capa de sueños: un sueño, dentro de otro sueño, dentro de otro sueño... Como a Nolan no le parecía suficiente jugar con cuatro o cinco niveles de realidad a la vez, riza el rizo haciendo que cada el tiempo avance de forma diferente en cada capa y que las cosas que ocurren en una capa superior tengan su reflejo en las inferiores. Lo que hace compleja es el brutal torrente de información que suponen sus dos horas y media de duración.
Tras El caballero oscuro, Nolan vuelve a abordar uno de los temas que parece obsesionarle: la fragilidad de la relación entre la subjetividad de las personas y el mundo real. En Memento y El truco final Nolan pone en duda la fiabilidad de la memoria y la percepción respectivamente, creando en la mente de las personas una versión doblemente pervertida del mundo físico. En Origen directamente crea un universo que, para los personajes que lo habitan, puede ser tan real como falso. Además, Nolan, en un triple salto mortal hacia atrás, pone en entredicho no sólo la forma en la que el sujeto percibe el mundo físico sino también la manera en la que la persona plantea y ejecuta su interacción con la realidad ¿puede una persona tener una idea puramente propia o esta siempre está inducida de alguna manera por lo que nos rodea?
Etiquetas:
Christopher Nolan,
Cine,
Críticas
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