

Regla 12: Faltas e incorrecciones
Tiro libre directo
Se concederá un tiro libre directo al equipo adversario si un jugador comete una de las siguientes siete infracciones de una manera que el árbitro considere imprudente, temeraria o con el uso de fuerza excesiva:
• dar o intentar dar una patada a un adversario
• poner o intentar poner una zancadilla a un adversario
• saltar sobre un adversario
• cargar sobre un adversario
• golpear o intentar golpear a un adversario
• empujar a un adversario
• realizar una entrada contra un adversario
Se concederá asimismo un tiro libre directo al equipo adversario si un jugador comete una de las siguientes tres infracciones:
• sujetar a un adversario
• escupir a un adversario
• tocar el balón deliberadamente con las manos (se exceptúa al guardameta dentro de su propia área penal)
El tiro libre directo se lanzará desde el lugar donde se cometió la infracción
(ver Regla 13 – Posición en tiros libres).
Tiro penal
Se concederá un tiro penal si un jugador comete una de las diez infracciones antes mencionadas dentro de su propia área penal, independientemente de la posición del balón, siempre que este último esté en juego.
Sujetar a un adversario es tiro libre directo. Dentro del área es penalti. Por lo tanto, se pongan como se pongan algunos, reglamento en mano se puede considerar que la jugada fue penalti. Es más, el reglamento no deja a interpretación del árbitro si el agarrón es “imprudente, temerario, o con el uso de fuerza excesiva”, un agarrón es falta y punto. A partir de aquí, se podrá argumentar que hay mil jugadas así o mucho más exageradas (como el “abrazo” de Pareja a Ibrahimovic minutos antes, en que sólo le faltó desnudarlo, y que encima acabó con tarjeta al sueco por protestar) en cada córner y que no se pitan –tal vez deberían pitarse-, que Xavi le echa todo el cuento que puede. Se pueden argumentar muchas cosas para justificar que no era penalti, pero de lo que no se puede es hablar de robos, atracos y conspiraciones judeo-masónicas para favorecer al Barça como han hecho Marca, As y, lo que es peor, el presidente del Espanyol, Daniel Sánchez Llibre, que parece que sólo vio una jugada en todo el partido, la que le interesa, y del resto se olvida. El hombre que ha anunciado 12 veces su dimisión y ha salido vivo llegó a pedir “que le den 70 puntos de salida a ese* equipo y el resto jugamos otra Liga y ya está”. Tal vez abandonar el hooliganismo y el sectarismo sea demasiado complicado para esas extrañas formas de vida como Eduardo Inda, Tomás Guasch, Tomás Roncero (ejemplos del bando merengue) Joan Vehils, José Luis Carazo o Joan Mascaró (bando azulgrana), sobre todo si es para abrazar la bandera del rigor y de una cierta memoria a medio plazo (¿Madrid-Almería? ¿penalti a Cristiano Ronaldo? ¿alguien se acuerda?), pero podrían empezar por hablar en términos algo menos absolutos y buscar expresiones algo más humildes como penalti dudoso (en el peor de los casos) o penalti riguroso (en el mejor) porque, cómo es la vida, el reglamento dice que un agarrón en el área es penalti ¿o mejor cambiamos el reglamento?
*Nota del autor: Barça, Dani, B-A-R-Ç-A. Sé que te cuesta decirlo. El resentimiento es una cosa complicada, pero muchos agradeceríamos que dejaras de referirte al Futbol Club Barcelona en demostrativos o como “l’-l’altra equip de la ciutat”, tartajeo incluído. Dices que Laporta es “infantil” e “impresentable” pero con actitudes como esta sólo ofreces dura competencia.

Además se abriría otro debate: ¿cuándo se recurre al video y cuándo no? ¿quién decide cuando lo hacemos? ¿el árbitro o los jugadores? Todo el mundo estaría más o menos de acuerdo con usarlo en caso de que haya dudas sobre si un balón ha entrado o no, ¿pero se tendría que acudir al monitor cada vez que alguien reclame un posible penalti o un fuera de juego? Si ya nos aburrimos de ver equipos que aprovechan cualquier contacto para perder un minuto simulando una amputación de pierna ¿se imaginan que pudieran perder otros dos minutos yendo a ver la tele un rato? Se facilitarían las constantes interrupciones del juego y el balompié es un deporte que necesita continuidad. El ojo de halcón usado en el tenis para determinar de manera rápida y aséptica si una bola ha entrado o no sólo funcionaría en el fútbol para confirmar si el balón botó dentro o fuera de la portería, para casi todos los demás casos seguiríamos con las tan características quejas de los futbolistas y el rosario de tarjetas con el que responden algunos árbitros ¿o acaso una pantalla convencería a Marchena de que sí, que ha hecho falta?.
Los ingleses dicen que el rugby es un deporte de villanos jugado por caballeros, y el fútbol es un deporte de caballeros jugado por villanos. Y es que, aunque no sea políticamente correcto, la trampa ya forma parte del fútbol. Hasta tal punto que incluso los espíritus más puros aceptan las mal llamadas faltas tácticas, que no deja de ser otra cosa que derribar a tu rival en el centro del campo para cortar el juego, abortar un posible contraataque y recolocar tu defensa. El resultado es una paradoja en la que la sanción beneficia al sancionado. Pero si la falta es táctica no puede ser sucia... ¿o sí?
PD: Yo no hubiera pitado penalti, y si la jugada hubiera sido al revés hubiera abonado bien todo el árbol genealógico del árbitro, pero también el del defensa idiota que agarra de la camiseta al rival que no iba a llegar al balón en una jugada en la que estás solo en el área con él, sin nadie que te tape. Con todos mis respetos hacia Raúl Baena, hay que ser burro para arriesgar tanto, como hay que ser corto para expulsar a alguien sólo porque te dice “ya lo verás en la tele”(según explica el acta del partido). Pero ya sabemos como son los árbitros: un jugador puede coser a patadas a los rivales y ver tarjeta amarilla en el minuto 90 por protestar. Viva ellos.
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