
Sí, Ibrahimovic es un jugador absolutamente espectacular, posiblemente el delantero centro más completo del mundo. Más que Eto’o y más que Villa. Un jugador de 1,92 pero con la habilidad, agilidad, técnica y movilidad propias de un jugador mucho más pequeño. El sueco es la elegancia personificada. Tras cuatro temporadas en Holanda y cinco en Italia se ha ganado sobradamente que le rebauticen como “Ibracadabra”. Su repertorio de goles sorprende por la variedad: de tacón, de espuela, de vaselina, en jugada individual, de volea, de fuera del área, de falta, de estar donde tiene que estar y de todos los colores. Sin embargo Zlatan, a pesar de ser uno de los mejores delanteros centros del mundo, no es un hombre de área. El todavía interista es un jugador que vive de mucho más que del gol. Es uno de esos jugadores que, además de jugar bien, hacen jugar bien a los que le rodean. No será un finalizador como son Eto’o y Villa, sino que es una fuente de creación de juego que, además, ha marcado la nada desestimable cifra de 80 goles en sus 156 partidos en una liga tan complicada como la italiana. Letal de cara a gol, efectivo de cabeza, gran tirador de faltas, dominador del juego de espaldas a portería y grandísimo pasador, es de los pocos jugadores que pueden mejorar la faceta ofensiva del Barça. Villa podía aportar al Barça algo muy parecido a lo que aportaba Eto’o, similar a lo que Henry o incluso Bojan pueden aportar jugando en el eje del ataque, pero Zlatan es un perfil de delantero diferente a lo que el Barça tenía hasta ahora. De concretarse el fichaje, ofrecería a

Samuel Eto’o ha ofrecido goles a mansalva y un trabajo defensivo que difícilmente podrá igualar el sueco. Zlatan viene a ofrecer algo distinto. Seguramente no llegará a los 35 goles que el camerunés puede aportar en una buena temporada –la mejor cifra goleadora de Ibra ha sido 29 goles en esta última temporada, si bien es verdad que en España resulta mucho más fácil marcar que en Italia-, sin embargo es un jugador que podría lograr que Messi superase los casi 40 goles que ha marcado este año o que Henry alcance los 35 goles que podía alcanzar en etapa en el Arsenal. Comparado con Samuel, a Ibra le falta algo de gol (aspecto que en España podría igualarse) y actitud defensiva, pero gana en movilidad, inteligencia táctica y juego de espaldas. Además Ibra llega al Barça con la motivación de ganar la Champions y luchar por el Balón de Oro, dos premios de los que, hasta ahora, se ha quedado lejos.


Y ese ha sido el gran fracaso de la dirección técnica. Antes de irse de vacaciones, Guardiola pidió tres cosas: 1) Ribéry. 2) Que Eto’o no siguiera en la plantilla y que fuera sustituido, por orden de preferencia, por Ibrahimovic, Villa, Benzema o Forlán. Y 3) que se ampliara la plantilla. Ribéry, para muchos la pieza clave que convertiría el Barça en un equipo difícilmente mejorable, parece que no llegará. Es algo que puede pasar, estos fichajes no siempre se pueden llegar a concretar aunque te llames Florentino Pérez. Pero es que a sólo un día del retorno al trabajo del equipo Eto’o sigue con contrato en el Barça y la plantilla es tan corta como la del año pasado, ya que el único fichaje, Maxwell, ha sido para cubrir la marcha de Sylvinho. No sólo eso, sino que Eto’o tiene en su mano que el que debería ser el gran fichaje culé se realice o no, y si hay un jugador capaz de decir que no al Inter sólo por el orgullo de que no sea el Barça quien decida su destino es Eto’o. Ya rechazó la millonaria oferta del City y no resultaría extraño que también rechazara la del Inter, por mucho que el los Nerazzurri puedan cumplir con sus aspiraciones económicas y futbolísticas, y más ahora que se rumorea que el Chelsea podría haberle hecho una oferta. Es inaceptable que un club como el Barça llegue a estar cogido por los huevos (perdón por la expresión, pero no hay ninguna otra en el lenguaje español que describa tan bien la situación) por un jugador, sea quien sea. Si se llega a hablar de dimisiones, no parecería exagerado, aunque tal y como se dirige el club sí sería sorprendente.

Fútbolisticamente hablando, el fichaje de Ibrahimovic es, a priori, un gran movimiento por parte del Barça, sin embargo el coste desorbitado del fichaje y la situación Eto’o lo empañan. Es una pena que la extraordinaria plantilla y el excepcional entrenador que han logrado el triplete (sí, repitámoslo, que nadie se olvide. Triplete.TRI-PLE-TE. ) no se complete con una secretaría técnica eficaz que hiciera su trabajo cuando toca y bien, no tarde y a medias, que no se dejara atropellar por el más que previsible Huracán Florentino, y por un presidente discreto, que no se convirtiera en Mr Hyde cada vez que ve un micrófono para luego tener que comerse sus palabras.
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