domingo, 28 de febrero de 2010

Villarato, organización por la dominación mundial

Al servicio secreto de su majestad, el agente 007 se infiltra en una maligna base secreta situada en un volcán. Avanza unos metros por un pasillo armado con su Walther PPK, entra en una habitación oscura y en ese momento una voz exclama: “estaba esperándole, señor Bond”. Una silla se gira y, acariciando a un gato blanco, aparece... ¿qué? ¿Ángel María Villar? ¿perdón?

Cada semana que pasa, la información que sale a la luz sobre el Villarato recuerda más a la organización SPECTRA, el Ejecutivo Especial para Contraespionaje, Terrorismo, Venganza y Extorsión al que James Bond se enfrentaba en sus ediciones sesenteras. Cada vez está más claro que Laporta no sólo controla a los árbitros españoles. El partido de Stuttgart ha confirmado que algo olía a podrido en Stamford Bridge: El Villarato también mueve los hilos del arbitraje europeo y tiene muchísima influencia en los colegiados de la Isla de Pascua.

La cosa es más grave de lo que parece. El INEM se ha visto desbordado y esta vez ZP no ha tenido la culpa. Y es que los Illuminati y otras sociedades secretas que controlaban el mundo desde las sombras han dado con sus huesos en el paro con la entrada en el mercado de esta dura competencia. “Con la crisis, el mercado de la dominación mundial se ha reducido muchísimo” me comentaba un masón que ha preferido mantenerse en el anonimato, esto es, entre las sombras, como a ellos les gusta. “El gobierno tiene que hacer algo, no se puede permitir que grandes empresas como el Villarato entren así en el mercado y nos dejen a las empresas familiares fuera del negocio. Yo tengo dos hijas que alimentar, ¿sabe?”.

Un último e inquietante dato: Don Manuel, un vecino mío, llevaba tiempo denunciando los constantes robos arbitrales a favor del Barça. “No es algo nuevo” decía, “llevan años, siglos incluso, robando títulos. Desde antes de la invención del fútbol. Así de poderoso es el Villarato”. Hace unas semanas recibió una visita de dos hombres vestidos totalmente de negro. Uno se parecía mucho a Will Smith y el otro a Tom Henning Ovrebo. Tras unas semanas sin salir de casa, ayer me lo encontré en el ascensor con una camiseta de Chygrynskiy. Inquietante suceso, que diría Iker Jiménez en su Nave del Misterio.

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