miércoles, 27 de mayo de 2009

No todos los caminos llevan a Roma

En septiembre había varios equipos que aspiraban a ganar la final de Roma. El Inter de Milán había fichado a José Mourinho con la clara intención de dar un salto de calidad en Europa después de tres temporadas de dominar una devaluada Liga Italiana. El Bayern de Munich volvía a la máxima competición un año después armado con grandes cracks como Luca Toni, Miroslav Klose o el gran Franck ‘Scarface’ Ribery. El Real Madrid, tras ganar con gran autoridad la Liga el año pasado, salió chorreado por el Liverpool, un Liverpool que esperaba que los goles de Torres les llevara a su tercera final en seis años. El Arsenal confiaba en el liderazgo de otro español, Cesc Fàbregas, para alzarse con el trofeo que se le escapó en 2006 ante el Barça. El talonario de Abramovich volvió a azotar el mercado en busca de su anhelada Champions que el año pasado se esfumó por un inoportuno resbalón de su capitán. El Zenit de Arshavin, tras asombrar a Europa ganando la UEFA y tumbar al todopoderoso United en la Supercopa de Europa aspiraba a ser la gran sorpresa del 2009.

Pero ocho meses después todos estos equipos verán el partido desde su casa. El Futbol Club Barcelona y el Manchester United sol los dos equipos que se han ganado el privilegio de jugar la final de la competición de clubs más importante de esta parte del Universo. El Olímpico de Roma verá un duelo entre los que son, por fútbol y por números, los dos mejores equipos del mundo con diferencia. Sobre el césped, también los dos mejores jugadores del planeta: Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.

El Manchester de Sir Alex Ferguson es un equipazo. Ferdinand y Vidic son una de las mejores parejas de centrales de Europa, aunque el serbio en los últimos meses no esté en su mejor momento. El francés Patrice Evra será un obstáculo difícil de superar para Leo Messi. Carrik, Park y Anderson forman un centro del campo muy trabajador que cuando tienen el balón tal vez no son capaces de moverlo como Xavi e Iniesta, sin embargo son capaces de lanzar contraataques como cuchillos. Y arriba… arriba tienen pólvora suficiente para convertir Chernóbil en un camping. Cristiano Ronaldo, Rooney, Tévez, Berbatov…

A Cristiano Ronaldo no hace falta presentarlo. Su calidad es únicamente comparable a su chulería y únicamente Messi está a su altura en todo el planeta fútbol. Tal vez no sea tan rápido y tan desequilibrante en el regate como el argentino, pero va mucho mejor de cabeza y sus cañonazos desde fuera del área dejan a los de Oliver Atom como el estornudo de un gorrión. Además, tras un inicio de temporada un tanto irregular, el portugués llega a Roma en un estado de forma óptimo. Rooney tal vez sea uno de los delanteros más infravalorados del mundo porque no marca tantos goles como otros (sólo cuatro en doce partidos de la presente Champions), pero su presión y su capacidad para robar balones al rival han dado muchos de los goles que han marcado Cristiano y Tévez. Si tuviera un poco más de cabeza y supiera controlar su carácter sería de los mejores delanteros del mundo junto a Messi y a Cristiano Ronaldo. Por si todo esto fuera poco en la recámara estarán jugadores como Nani, Berbatov, leyendas como Giggs o Scholes y jóvenes talentos como Federico Macheda. A todo esto hay que sumar la motivación de poder ser el primer equipo que logre dos títulos seguidos desde que la competición tiene el formato actual de Champions League.

Nunca en su historia el Barça se ha enfrentado en la final de Champions a un equipo tan sumamente potente como este Manchester United. Ni el Benfica que nos venció de manera incomprensible en Berna, la final de los palos, en 1962. Tampoco el Steaua de Bucarest del “imbatible” Duckadam, al que en la final de Sevilla en 1986 el Barça fue incapaz de marcar un solo gol, ni en la tanda de penaltis. Tampoco la Sampdoria de la mítica final de Wembley del 20 de mayo de 1992, tampoco el Arsenal de Henry y Hleb que cayó ante el gol de Belletti el 17 de mayo de 2006. Ni siquiera aquel Milan de Fabio Capello que puso punto y final al Dream Team en la final de Atenas tenía la calidad del conjunto de Ferguson.

Pero no hay que tener miedo. Si hay un equipo que puede hacer frente a los ‘Red Devils’ ese es el Barça. Ante Cristiano, Messi; ante Rooney, Etoo; ante Tévez, Henry; ante Anderson, Iniesta. Los azulgrana también tiene su propio arsenal. Además, de estos jugadores hay cuatro que forman el “Club de la Espina Clavada”. Henry perdió la final de 2006 frente al Barça después de que Valdés salvara hasta tres goles cantados del francés, que está ante la que posiblemente sea su última ocasión de alzarse con la Champions. Iniesta, que saltó al campo como suplente para revolucionar el partido, vio como Rijkaard Rizoparte se decantaba por Van Bommel y le relegaba al banquillo. Xavi y Messi no jugaron aquella final tras dos graves lesiones*. Esto debe servir de motivación extra para estos jugadores claves en el Barça de Guardiola. Además, la plantilla es consciente de que puede hacer historia logrando un triplete inaudito en España, para lo que sólo sirve la victoria.

Es cierto que las bajas en defensa son importantes, especialmente Alves y Márquez, y lo cierto es que los planes de Guardiola de poner a Touré de central y a Keita de lateral izquierdo no acaban de convencer, es mucho mejor apostar en la izquierda por un especialista como Sylvinho y en la derecha Cáceres puede ser un gran recurso: es rápido, buen marcador y va muy bien al corte. Si sus compañeros están atentos y le ofrecen las ayudas necesarias cuando tenga el balón, su gran talón de Aquiles, puede resultar una buena manera de frenar las entradas de Ronaldo por esa banda.

Por otro lado, el United da la sensación de que llega a Roma con una sensación de cierta autosifuciencia que puede ser perjudicial para los ingleses. En los últimos años se han dado varios ejemplos de vigentes campeones que han caído en la final de la Champions. En 1995 un gol de Patrick Kluivert acababa con las posibilidades del Milan, que venía de haberle endosado un 4-0 al Barça en la terrible noche ateniese, de lograr su segundo título consecutivo. Un año después, el propio Ajax de Van Gaal, considerado una máquina de hacer fútbol llegaba como gran favorito a la final de la Champions, pero la Juve acabó llevándose la final en la tanda de penaltis después de que Edgar Davids y Sonny Silooy fallaran el primer y el cuarto lanzamiento. Un año después la Juve llegaba como gran favorita a la final, pero un gran Borussia Dormund liderada por Mattias Sammer en el final de su carrera venció por 3-1.

Sea como sea, los afortunados que vayan a la final tienen todas las papeletas de ver uno de los mejores partidos de la historia del fútbol. Con dos de los equipos que mejor fútbol han desarrollado en los últimos años, con dos de los jugadores más espectaculares de los últimos tiempos, y en uno de los estadios más impresionantes que ha regalado la arquitectura moderna. Con todo, tal vez el Manchester parta como favorito para alzarse con la Champions, pero si hay un equipo que esta temporada ha demostrado que puede cruzar el infierno y, con una sonrisa, salir vivo, ese es el Barça. Gane quien gane, nadie podrá decir que el campeón no lo sea de una manera merecida.

*También Alexander Hleb perdió aquella final en la que fue titular con el Arsenal, pero si tiene que ser él quien saque esta final adelante yo me la corto y me meto a monja.

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